Jose María Aznar, ex presidente de España, con motivo de un acto en el que ha sido nombrado "bodeguero de honor" ha hecho una proclama sobre la libertad individual frente a las normas establecidas. De momento solo se ha referido a
NO RESPETAR LOS LÍMITES DE VELOCIDAD,
NO RESPETAR EL LÍMITE DEL ÍNDICE DE ALCOHOLEMIA AL VOLANTE Y
DEFENDER LA COMIDA BASURA (CONSUMO DE HAMBURGUESAS GIGANTES),
No sabemos si este primer paso hacia la defensa de la libertad será seguido por otros por la defensa del aborto, el matrimonio homosexual, la libertad de religión,la eutanasia o el libre desplazamiento de los seres humanos libres por el planeta, por ejemplo.
En cualquier caso debemos aplaudirlo. El camino de las mil leguas empieza con el primer paso (proverbio chino) y cuando uno prueba la libertad, ya no puede prescindir de ella.
¡Bienvenido al club, Chemari! ¡Más vale tarde que nunca y nunca es tarde si la dicha es buena!
Y ahora sin bromas. Durante una buena parte de mi vida he trabajado en sectores relacionados con la Medicina y el sector de las Aseguradoras. Conozco pues bastante de las consecuencias de los accidentes de tráfico con sus muertos y sus incapacitados.
Tampoco me son ajenos los problemas derivados del consumo de alcohol, con sus secuelas físicas y mentales, desde la cirrosis hepática a la demencia, sin olvidarse de los problemas sociales, maltrato y asesinatos dentro de la unidad familiar que ahora se llaman "violencia doméstica", término edulcorado para disfrazar la monstruosidad y que su partido, que tanto defiende a la familia, parece no conceder la importancia que tiene.
Que decir para acabar, de la obesidad infantil producida por la comida basura, fuente de las futuras diabetes tipo II, problemas cardíacos, óseos, muerte prematura...
¿Habrá ofrecido al Sr. Aznar por ventura el "Lado Oscuro de la Fuerza" algún contratillo para promocionar la industria sanitaria de medicamentos, quirófanos, prótesis, sillas de ruedas y demás?
Las más de seiscientas mil víctimas civiles en Irak, fruto de una guerra de agresión de la que él ha sido promotor y valedor, ¿no le resultarán suficientes?
¿Aún quieres más, Jose María?
viernes, 4 de mayo de 2007
miércoles, 2 de mayo de 2007
2 de Mayo en Madrid. De la carga de los mamelucos a la batalla del botellón
2 de Mayo de 1808 en Madrid.
Insurgentes madrileños atacan con saña a la heroicas fuerzas (a caballo en la foto, digo en el cuadro) del ejército ocupante francés. Según Francisco de Goya Cifuentes.
Insurgentes madrileños atacan con saña a la heroicas fuerzas (a caballo en la foto, digo en el cuadro) del ejército ocupante francés. Según Francisco de Goya Cifuentes.
Madrid 3 de Mayo de 1808.
Insurgentes madrileños supervivientes del día anterior (se sabe que son insurgentes porque van vestidos de civil) son fusilados por el heroico ejército ocupante en justa represalia (de espaldas y con uniforme en la foto, digo en el cuadro). Según Francisco de Goya Cifuentes
Pues sí. Casi doscientos años después, hemos pasado de luchar por el derecho a la independencia, a luchar por el derecho a emborracharnos y orinar en portales de barrio ajeno.
Algo de común tienen las dos situaciones. Hace doscientos años y ahora, se está luchando por un derecho y ayer como hoy, es la juventud la que está al frente.
Cierto es que parece menos heroico el presente, pero es por las circunstancias, que han cambiado. La policía no es extranjera, no disparan contra la multitud y no fusilan a los borrachines. Esto es lo que diferencia una tragedia de una comedia.
Sin embargo no ha sido gratis. Para que en este país la policía no dispare contra las multitudes, haya derechos civiles y no se fusile a nadie, mucha gente se ha dejado la piel en el camino. Su sacrificio no resultó vano si gracias a él, este dos de Mayo en Madrid no ha terminado en un baño de sangre. Se me ocurren una multitud de países donde este cachondeo hubiera terminado de mala manera.
Parece que la base del movimiento del botellón está en el elevado precio de las bebidas alcohólicas servidas en bares. Con el precio de una copa se puede comprar una botella. Los bares tienen hora de cierre y la calle no. Si uno bebe demasiado en un bar, lo echan sin contemplaciones. En la calle puedes beber hasta caer en coma etílico sin ningún tipo de problemas y por un precio razonable. ¿Quién puede extrañarse pues de que se luche por ese derecho?
Los jóvenes que tienen trabajo están subempleados, el que tiene suerte es mileurista, no hay acceso a una vivienda ni digna ni indigna, por lo que se ven obligados a vivir en casa de sus padres, donde no pueden recibir a sus amigos y socializarse el fin de semana. Los que no tienen trabajo aún están peor, añadida la falta de autoestima por tener que depender de sus mayores.
Los mamíferos gregarios como los humanos necesitamos relacionarnos con semejantes para preservar nuestro equilibrio emocional. Esta actividad necesita un espacio donde desarrollarse y si no puede ser a cubierto, pues se busca al aire libre. Es el derecho a tener amigos y reunirse con ellos sin arruinarse o arruinar a sus padres.
El movimiento del botellón, pues movimiento es, tiene unas causas socioeconómicas muy claras: la falta de recursos y la falta de acceso a la vivienda, es decir el acceso a un espacio propio, derecho constitucional, por cierto.
Supongo que es cuestión de tiempo el que este movimiento espontáneo se politice y se dirija a la raíz del problema planteándose objetivos menos estériles que volcar contenedores de basura.
Se me ocurre por ejemplo, movilizarse por reclamar un espacio en el futuro campo PRIVADO de golf que se está construyendo en terreno PÚBLICO destinado a parque, en el centro de Madrid, con una superficie de dieciséis hectáreas, que quiere decir ciento sesenta mil metros cuadrados o, lo que es lo mismo, un espacio de ciento sesenta metros de ancho por un kilómetro de largo. Las vallas destinadas a detener las pelotas mal dirigidas y de paso impedir el acceso de los ciudadanos, podrían servir de barrera anti ruido que preservaría el descanso de los vecinos. Podrían incluso utilizarse todos o parte de los SIETE MIL urinarios que se construyeron para la visita del Papa a la ciudad de Valencia. Dado que los gobiernos de las dos Comunidades, Madrid y Valencia, son del mismo partido, no debiera haber problema para localizarlos y darles el uso adecuado a su función.
También se me ocurre movilizarse para exigir explicaciones a la Comunidad de Madrid sobre el por qué se ha negado a subvencionar año tras año a la Asociación de Víctimas del 11M, dado que las víctimas de ese crimen vivían en Madrid, trabajaban o estudiaban en Madrid y usaban los transportes públicos de Madrid. Y las víctimas que sobrevivieron, también.
Algo de común tienen las dos situaciones. Hace doscientos años y ahora, se está luchando por un derecho y ayer como hoy, es la juventud la que está al frente.
Cierto es que parece menos heroico el presente, pero es por las circunstancias, que han cambiado. La policía no es extranjera, no disparan contra la multitud y no fusilan a los borrachines. Esto es lo que diferencia una tragedia de una comedia.
Sin embargo no ha sido gratis. Para que en este país la policía no dispare contra las multitudes, haya derechos civiles y no se fusile a nadie, mucha gente se ha dejado la piel en el camino. Su sacrificio no resultó vano si gracias a él, este dos de Mayo en Madrid no ha terminado en un baño de sangre. Se me ocurren una multitud de países donde este cachondeo hubiera terminado de mala manera.
Parece que la base del movimiento del botellón está en el elevado precio de las bebidas alcohólicas servidas en bares. Con el precio de una copa se puede comprar una botella. Los bares tienen hora de cierre y la calle no. Si uno bebe demasiado en un bar, lo echan sin contemplaciones. En la calle puedes beber hasta caer en coma etílico sin ningún tipo de problemas y por un precio razonable. ¿Quién puede extrañarse pues de que se luche por ese derecho?
Los jóvenes que tienen trabajo están subempleados, el que tiene suerte es mileurista, no hay acceso a una vivienda ni digna ni indigna, por lo que se ven obligados a vivir en casa de sus padres, donde no pueden recibir a sus amigos y socializarse el fin de semana. Los que no tienen trabajo aún están peor, añadida la falta de autoestima por tener que depender de sus mayores.
Los mamíferos gregarios como los humanos necesitamos relacionarnos con semejantes para preservar nuestro equilibrio emocional. Esta actividad necesita un espacio donde desarrollarse y si no puede ser a cubierto, pues se busca al aire libre. Es el derecho a tener amigos y reunirse con ellos sin arruinarse o arruinar a sus padres.
El movimiento del botellón, pues movimiento es, tiene unas causas socioeconómicas muy claras: la falta de recursos y la falta de acceso a la vivienda, es decir el acceso a un espacio propio, derecho constitucional, por cierto.
Supongo que es cuestión de tiempo el que este movimiento espontáneo se politice y se dirija a la raíz del problema planteándose objetivos menos estériles que volcar contenedores de basura.
Se me ocurre por ejemplo, movilizarse por reclamar un espacio en el futuro campo PRIVADO de golf que se está construyendo en terreno PÚBLICO destinado a parque, en el centro de Madrid, con una superficie de dieciséis hectáreas, que quiere decir ciento sesenta mil metros cuadrados o, lo que es lo mismo, un espacio de ciento sesenta metros de ancho por un kilómetro de largo. Las vallas destinadas a detener las pelotas mal dirigidas y de paso impedir el acceso de los ciudadanos, podrían servir de barrera anti ruido que preservaría el descanso de los vecinos. Podrían incluso utilizarse todos o parte de los SIETE MIL urinarios que se construyeron para la visita del Papa a la ciudad de Valencia. Dado que los gobiernos de las dos Comunidades, Madrid y Valencia, son del mismo partido, no debiera haber problema para localizarlos y darles el uso adecuado a su función.
Algunos de los SIETE MIL urinarios instalados en Valencia con motivo de la visita papal.
¿Qué habrá sido de ellos?
¿Qué habrá sido de ellos?
También se me ocurre movilizarse para exigir explicaciones a la Comunidad de Madrid sobre el por qué se ha negado a subvencionar año tras año a la Asociación de Víctimas del 11M, dado que las víctimas de ese crimen vivían en Madrid, trabajaban o estudiaban en Madrid y usaban los transportes públicos de Madrid. Y las víctimas que sobrevivieron, también.
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