Pablito es muy gracioso. Lleva los calcetines con tomatitos y chupa su peine como si fuera de caramelo. Su caspa debe ser dulce como la miel.
Aunque organiza guerras e invasiones, masacres y latrocinios, su mirada es tan dulce como debe serlo su caspa. ¡Y le queda tiempo para el amor! ¡Ah, l'amour...!
Esa debe ser la razón por la que el 90% de los empleados del Banco Mundial no lo quieren de jefe. Le han tomado ojeriza por pura envidia. Porque ellos no son dulces y no pueden colocar a sus novias. No sabemos si también envidian sus tomatitos porque no acostumbran a visitar los lugares de culto de sus despreciados expoliados, de modo que nada sabemos al respecto.
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1 comentario:
Que atropello a la razón pero pasa en todos lados. En casa de herrero cuchillo de palo.
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